YO: -Y pasé a ver las liquidaciones, pero no sé, no me gustaba mucho nada, llevé remeras solamente. Me compré cuatro nomás…
ANDREA*: -¡Pero PILI! ¿¡Cómo “nomás”!?
Resulta que una vez, Mariana Nannis oyó El Llamado, y subió a lo más alto del Alto Palermo a ver si mejoraba la señal, y atendió el celular y vio que El Llamado era bueno, y que El Llamado era Dios, y que era bueno también. Lo malo fue que no tenía ID-Call para ver el número y sacarle las prebendas a Bianchi. Una vez allí le fueron entregadas las dos Tarjetas de la Ley, con los Diez Mandamientos del Consumo. Dios se las dejó en doce cuotas sin interés, pero igual a Mariana no le devolvieron el IVA. Así que bajó hecha una furia echando relámpagos cual Moisés, y las rompió con una tijera. Qué pava. Al final las pegó con cinta y esto es lo que quedó:
1) No adorarás a otro Dios que a tu Señor el Crédito.
2) No invocarás el “Comprateló” en vano.
3) Santificarás las Grandes Baratas.
4) Honrarás y respetarás el closet de tu madre.
5) No cometerás batik contra tus prendas indefensas.
6) Peregrinarás una vez por temporada a la Meca, es decir, el Once.
7) Cosecharás tus propias ofertas y por tus gastos te conocerán.
8) No codiciarás la indumentaria de tu prójima. Se la pedirás prestada.
9) y 10) El Nueve y el Diez Mariana todavía no los terminó de pagar.
Nunca pensé que escribiría sobre las compras, pero visto y considerando que la lista de mis artículos adquiridos el día de hoy justificaría una visita a un psiquiatra especialista en esquizofrenias, trastornos de doble personalidad y otros patatuses, me siento confiada. La retahíla asombrosa a la que me refiero consta de los siguientes ítems por orden cronológico de adquisición, téngase en cuenta que la muestra corresponde a tres horas y media de recorrido por dos barrios de esta Capital. Veamos: a) un par de calcetines b) cien gramos de muzzarella c) barritas de azufre d) quince sahumerios de coco e) guantes de lavar f) un juntamigas g) tres curiosos imanes de heladera h) un pendrive i) medio litro de gotas para los ojos j) veinticinco metros de cable coaxial, k) un Poxiran. (Haré caso omiso de los comentarios chistosos que eso provoque).
Este patrón de compra indiscriminada, caótica e irregular, impredecible para el cálculo de probabilidades e improbable para los expertos en marketing, se repite en la adquisición de libros. En mis estantes coexisten sin trompadas Bioy Casares (arriesgo: el playboy que escribía) y Rodolfo Walsh, que antes de desaparecer supo decir que “según cómo la usás, la máquina de escribir puede ser un arma o un abanico”. Pues bien, este mueble mío es un continuado de libros-abanico y libros-libros. Todavía no sé cuáles son qué, porque -lo admito-: los que me compro, no los leo. Noventa pesos invertidos en diecisiete unidades durante la última Feria del Libro, y no abrí ni uno.
Madame Nannis soy yo.
7 comentarios:
te extraño amigaaaaaaaaaaaaaaaa
beso
Lu!
¡De veras!
¡Hace tanto que no te veo!
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¡NO ME VISTE EL CORTE DE PELO!
Cuando nos juntemos a cenar el martes, voy a ir de rojo así me reconocés, amiga ¡jua!
hola, pili!!! como andas!?
espero que muy bien!
que lindo ver tu firma! que buen dato el de canal 7, lo voy a tener en cuenta!!! no sabia lo de las pelis, muy copado!
bueno, espero que te vaya bien!
te agrego en mis links asi te leo seguiido!
besos
mart!
Espero tener algo escrito!!! Me atrasé una barbaridad.
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Qué medio poco serio se está volviendo este helecho.
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mucha charla y poco trabajo por acá!!!
o como diria un salteño amigo de pablo: "mucho blabla y poco gluglu" (haciendo referencia a que la salida nocturna no avanzaba...)
¡JA! Ese salteño debe tener una chispa envidiable.
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el chico hervia el agua de bs as porque decia que le hacia mal... PERO SE LA TOMABA CALIENTE
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