HOY: Las canciones con bananas

(INTERIOR, GMT -02.00, BLOG)

COMENTARIO DE MARÍA NATALIA*: -Me despido con esta humorada que escuché de mis alumnos; no entendí dónde figuraba la gracia. "¿Qué es un loro?" "Un pájalo velde".
COMENTARIO MÍO: -Con los chistes de loros pasa igual que con las canciones de bananas, son malos pero hay muchos.


Además de dudar del buen gusto de unos condones con sabor a banana split, sabrán que también desconfío del cancionero popular que esta fruta inspiró a través del tiempo. Mi primer contacto con el mismo fue la melodía de la bananita Dolca. Felicítenme por recordarla porque no está en Youtube.
Después vino Garibaldi, un remoto grupo mexicano que lanzó al éter este surreal estribillo: ¡banana duro, banana tieso, banana! Yo tengo una bolita que me sube y me baja… Fueron sumamente originales bautizando ese hit -“Banana”-, uno de los más famosos del álbum “Que te la pongo ya”. Era un disco finoli-finoli, aunque quizá monotemático.
El plátano es la fruta a la que más música se le ha dedicado. Como vemos, al igual que dicho alimento, no toda es fácil de digerir. Nuestra versión local es Dr. Mich Band con El baile de la banana (Pe-pe-pélaaalaa…piiiipi…si no sabés pelarla, te la pelo yo...) Mich es oriundo de Floresta y mi amiga Ana* se lo cruza en karaokes barriales.

En el ámbito internacional del derrape frutícola nombraremos a Bananarama, ochentoso trío de mujeres que se hacían las malvadas en un video arrojándole cáscaras de plátano a la policía. También está Tony Ronald y su “Lady Banana”; lo conocí por un cassette de 1973 que mi mamá abandonó en casa. Era un compilado asombroso que incluía “Taka Takata” de Paco-Paco, “Eva María” de Fórmula V, “El gato que está triste y azul” de Roberto Carlos y “Oh, oh July” de Los Diablos. Ahí descubrí que mi madre era musicalmente mucho más bananera que yo.


(*) María Natalia es el apodo de la que oye a hurtadillas y se roba chistes.
(*) Ana es el seudónimo que uso para mi amiga ex-punk. Atestigua que es posible empeorar "Se dice de Mich" si el autor la canta en vivo.

HOY: Las anécdotas con médicos

(INTERIOR, DESPUÉS DE ESPERAR UN BUEN RATO, CONSULTORIO A MEDIA LUZ)

OCULISTA CANCHERO CUARENTÓN: -A ver, muñeca, cuándo te había visto yo…dos mil cinco (Lee la edad en la historia clínica) Ah, pero estás hecha una piba, contame, qué secreto tenés, ¿eh? ¿Mucha dieta?
Y.: -Y no, la verdad que no, pero bueno, por ahí hago cosas que me conservan, no fumo, no soy de tomar mucho, camino bastante…
O.C.C.:-(Entonación picarona) Ah sí, no fumás, no tomás, ¿y qué más no hacés?
Y.: (Voz en off) -¿Se estará refiriendo al sexo? No, por favor, es un profesional de la salud, no puede ser tan desubicado.
O.C.C.:-Porque seguro que hacés ejercicio seguido, ¿no? (Guiño de ojo.)
Y.: (Voz en off) –Uy, uy, uy, piensa mal y acertarás, decía mi abuela…


Esta bella imagen fue un flyer que le diseñé a una amiga cuando le sacaron las amígdalas y decidió celebrarlo en su casa. No la pasó muy bien porque el médico le recetó mal los calmantes y la dosis que le dio no servía para un pos-operatorio, era para calmar un dolor de pelo a lo sumo.
Quizás se equivocó de puro torpe, hay muchos que son así. El año pasado me tuve que hacer un electrocardiograma, el tipo me puso las pinzas cocodrilo en tobillos y muñecas, prendió el coso y me preguntó la edad. “Veintitrés” le contesto. “Ah, pero parecés mucho menos” me dice. “Ah, debe ser por la crema antiedad que le saqué a mi abuela” le digo. Ahí pateó el aparatejo del electro por reírse, tiró todo y me tuve que hacer el estudio de nuevo. Grrr.
Mi amiga María Natalia* siempre fue muy desconfiada con los médicos. Una vez conoció a uno que, con tal de seguir cobrando la consulta, le mentía a la paciente diciéndole que tenía una infección en el oído, y que iba a tener que seguir yendo a verlo hasta que se curara. Ella iba, el tipo le ponía una gasita, le sacaba sangre, le daba anestesia y la mandaba a hacer reposo. Después se supo: lo que tenía la señora en la oreja era una garrapata. Para mí que ese médico hizo el juramento hipocrático ante un proctólogo.


(*) María Natalia es el nombre falso de una amiga mía que luego de saber lo de la garrapata, se fue a trabajar con un veterinario.

HOY: El Señor de la Noche

(EXTERIOR, SÁBADO 03.30 A.M., PARADA DE COLECTIVO)

YO: (Espera paciente al 109 junto a una decena de camaradas. Lo avistan y se aprestan a subir.) (Observa las faroleras llantas con leds multicolor y las cortinas carmesí que decoran la unidad, experimenta la música dance a todo volumen, los lustrados caños en plata, la luz negra que domina el vehículo, los flecos que decoran el espejo retrovisor junto a una mini bola disco, la consola de los boletos forrada en peluche rojo contrastando con el torpedo de capitoné blanco, los lentes espejados que lleva el chofer en la frente, su afeitada al ras, su jopo con gel y su aroma a Axe Temptations.) (Echa miradas de despiste pajuerano, exigiendo una explicación.)
NICO:*- (Pedagógico) El 109 es así, si te lo tomás para ir a un boliche, no necesitás bajar.

Cierto señor que vivía de joda dijo algo que voy a parafrasearle*: si tuviste la suerte de tomar el 109 cuando eras joven, él te acompañará por el resto de tu vida, porque el 109 is a moveable fest.
El 105 es a los colectivos lo que Gardel a la nación; el 109 es Isidoro Cañones. Subirse a uno es como retroceder en el tiempo y hallarse en las mitológicas bôites de los ’70, un retorno primigenio a Mau-Mau o al más épico aún Studio 54.
Sabemos que varios coches de la línea más jaranera de esta Capital llevan calcomanías de Jessica Rabbit tamaño natural deseando un feliz año nuevo, firmado por “Los Reyes de la Salsa”. Sabemos asimismo que en estos ómnibus podrás bailar los últimos éxitos de Freemasons y David Guetta. Sabemos también que cierto móvil lleva los lemas CATS OF THE NIGHT bajo el parabrisas y LA FAMA ES PURO CUENTO junto al parachoques trasero, además de tener el chasis tuneado con fluorescentes violáceos de babor a estribor. Lo que pocos saben es que hay tantos fanáticos de esta unidad –el coche número veinte- que hasta tiene fotolog. Allí podemos ver imágenes de la legendaria carrocería, con la que la gente pugna por sacarse fotos; de hecho apreciamos junto a ella a las hijas del chofer que lo conduce e incluso a su suegra. Locoxlosbuses y un tal fandebondis le comentan: “alta fama tiene el 20”, “a cuidar la nave, amigo”, “hermosa máquina”, “cómo brilla el botazo”.
Cuenta la leyenda que si alguna noche tienes la gracia de toparte con este milagroso rodado (por su dominio FNO 065 lo conocerás, sino recuerda que el “20” es La Fiesta en la quiniela), puedes pedirle que el 108 no te haga daño. Te protegerá y será un talismán ante aquella línea, que es a los bondis lo que Palito Ortega al país.
Tradicionalmente se dice que si concibes una petición con el alma y le dejas una ofrenda -centavos de más en la máquina- el sagrado 109 la cumplirá: que nunca se rompa tu colectivo, que te sobren las monedas, que no se desvíe, que las viejas no te tiren el bolso encima para que les des el asiento…
¡Oh, Veinte del Cientonueve, Guerrero de la Luz Violeta que alegras nuestras madrugadas, Heroico Fauno de las Avenidas, Inmortal Carro de Dionisio, tú que celebras los misterios de la Fiesta cada noche, permanece transitando entre nosotros por los siglos de los siglos!


(*) Nico es el nombre falso del que siempre digo que es un verdadero impresentable. Pobre.
(*) 1950, Hemingway: If you are lucky enough to have lived in Paris as a young man, then wherever you go for the rest of your life, it stays with you, for all of Paris is a moveable feast. La festichola en tránsito. Una jarana que circula y te acompañará para siempre.

HOY: La segunda década infame

(INTERIOR, NOCHE DE SÁBADO ANTES DE SALIR, PREVIA CON FERNET)

YO: (Denosta durante un ratico al neoliberalismo, la insostenible paridad con el dólar, el escándalo de las privatizaciones, los jueces Trovato y Bernasconi, la venta de armas a Ecuador, el cierre de ramales ferroviarios, el caso Cabezas, las explosiones de Río Tercero, la gestión de Cavallo y etcétera.)
MARCELO*: -Eh, pero en los noventa venían todas las bandas.

Bienvenidos a la época de las palmeras, los colores flúo, la lambada y el menemismo, Xuxa, las papas en tubo y los celulares grandes, el estallido del blooper, el paddle y las Tinellis, los todo por dos, el queso Philadelphia y los viajes a Punta Cana, bienvenidos a la década del shopping, el tiragomas y las novelas de Thalía, los años en que los kiwis, Miami y la leche cultivada estaban de moda; en resumen, cuando tener discman, agencia de turismo o jacuzzi era “faaa, lo más”.
Aunque tenga presente de pe a pa la coreografía de la Macarena, con los ´90 apareció No Mercy y al verlos uno deduce que, endeveras, con los ´90 no hay que tener piedad. Desgraciadamente, aunque nos separe un siglo y un milenio, ese tiempo no ha quedado tan lejos. ¿O acaso con el tema del Aedes Aegypti nadie recordó “Pican los mosquitos” de The Sacados?
A Marcelo no le importaba nada el país, con tal de ver a Poison, a los Pet Shop Boys o a Kiss en “Ritmo de la noche”. A mí, cuando me acuerdo que estaba de moda usar trajes Armani (hace poco tuvo que cerrar, qué pena) como Monzer Al Kassar y dejarse las patillas me viene a la cabeza, irónicamente, “Happy Nation” de Ace of Base, pero supongo que “Living in Danger” es más propia, una macana que no me sepa la letra. En fin, después de este escrito no quiero imaginar cómo se internarán en Youtube los lectores nostálgicos.


(*) Marcelo es el nombre verdadero del que dijo lo que dijo, mantenérselo es la mejor forma de resguardar su identidad porque todos lo conocen por un apodo. Que sea un amigo de mi ex y que yo ya no lo trate no tiene nada que ver.